Estamos tan acostumbrados a esconder nuestros momentos dolorosos bajo la fachada, la máscara, el maquillaje del «todo va bien» es como si no nos permitiésemos Ser nosotros mismos ante el espejo que nos ofrece una sociedad que rechaza lo auténtico, el momento presente, lo que sentimos realmente en pro del culto a lo genial, lo alucinante, lo excelente, lo maravilloso,lo guay…

Y todos los que no nos sentimos ni maravillosos, ni guays, ni excelentes en un momento o muchos momentos dados de nuestra vida nos vemos «exiliados» a esconder nuestro dolor, lo que sentimos realmente pues no encaja con lo que ese espejo social desea ver reflejado cuando los miembros de esa sociedad se miran en él.

Y así muchos suben la escalera de la fachada del edificio de su Ser, alejándose de su centro,buscando dónde está el piso de la Excelencia o de la Maravilla donde afincar su residencia permanente, sin saber que… solo es en el centro de uno mismo, asentado en nuestra auténtica realidad, abrazando los altibajos de la vida con compasión,amándonos a nosotros mismos en cada fase del camino, como alcanzamos la sencilla excelencia de una Vida bien vivida, sin más florituras. Una vida bien vivida…baja del falso piso de la excelencia, y regresa a tu centro. Deja que tu Espíritu te encuentre y respira Su sencilla excelencia, aquella que desprende naturalmente aceptando todo cuanto Es como lo que Es, sí mismo.

Baja…baja para encontrarte contigo mismo/a

B. Meneses

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