El sistema fue diseñado como un péndulo, en el sentido de que la amplitud del libre albedrío iba a ser permitida hasta alcanzar los niveles extremos de maldad, cosa que YA se ha alcanzado en la tierra desde hace tiempo.

En cuanto se pretendiese llegar a más maldad, el propio sistema activaría el movimiento pendular hacia la compensación, moviéndose en la otra dirección.
El proceso esta dándose en estos momentos y la conflagración final se produce ante nuestros mismos ojos.
Por un lado la revelación de los horrores, por otro la comprensión de los niveles tan enormes de programación de la población… el descubrimiento del «secuestro» de nuestro ADN, de la estructura cristalina de la Tierra y de los abusos más terribles ocurridos, todos ellos velados por capas y capas de fantasía y pensamiento mágico infantil con el fin de que nadie corriera la cortina para ver la alta tecnología con la que se producían todas esas cosas y eventos.
Los cuentos infantiles de sórdidas desapariciones y malvados vampiros reflejan una cruda realidad revestida con el toque del imaginario, una solución perfecta para los que no querían y no podían comprender lo que sucedía ante sus mismas narices en este y otros tiempos.
El péndulo y su ley pendular, como véis, en el centro de todo…
Y si nosotros queremos despertar y a la vez mantener la cordura, hemos de mantenernos centrados en nuestra esencia, y en nuestra conexión con la Fuente, la Fuente de todo Bien, muy por encima de estos juegos macro-cósmicos de extrema maldad.
El problema para el Mal es que su hora llegó y el propio péndulo que se encuentra de su lado, va a derribarles a su paso. Lo saben y no pueden hacer nada para evitarlo. Su único consuelo es intentar morir matando y prolongar el engaño entre quienes aún duermen o eligen el confort de no despertar.
Bendiciones
Barbara Meneses
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