Con 18 años escribí un folio en el que dije que habría un día en el que abandonaría el mal llamado «mundo civilizado» y me iría a una colina africana a contar historias a los jóvenes o a quien quisiera escucharme… Ya presentía a pesar de mi idealismo, que estábamos en un mundo falso, amañado, profundamente desigual…
Hoy… sin haberme ido a esa colina… quizás me encuentro en un desierto…en un desierto donde los locos hablan con los granos de arena de las dunas… sabedores de pocos más, escucharán lo que tienen que decir…
El mundo está como está porque nos hemos RESIGNADO a vivir como vivimos. Sentid bien esa palabra… la «resignación»… es hacer dos veces un signo… dos veces «no»…. «no es posible», un «no puedo», «no se» como resolver esto que percibo del mundo… así pues, me encojo de hombros, me hago pequeñito, y me quedo en el sofá de mi casa esperando que otros resuelvan el mundo… O bien… me encojo en mi queja, mi protesta seca y amarga atacando todo lo que veo pero sin hacer nada al respecto, RESIGNADO como estoy en mi amargura.
La resignación es decirle a la Fuente que no creemos en Ella, que no creemos en su Palabra, que no creemos en su capacidad de transformación… que no creemos en su fuerza, su omnipotencia, su omnipresencia, su Amor absoluto. Resignarnos es creer en lo que nos susurra la Oscuridad, si, ella, la artífice de nuestros «no puedo», «No sé cómo», «No podría», «No me atrevo»…
Resignación es santiguarse en el No… en la rendición sin haber dado la oportunidad a la Fuente de demostrarnos cómo puede transformar nuestra vida si la dejamos… Resignarse es tirar la toalla.
En esta hora tan importante para la Humanidad… resignarse es lo PEOR que podemos hacer… es darle una bofetada en toda la cara al Amor de Dios… es decirle vete a tomar por saco, no creo en tí, no confío en tí, mira cómo está el mundo… nada se puede hacer…
Resignación es tirar la toalla sin darle la oportunidad a la Fuente de salvarte…No hagas eso. No te resignes… no te resignes por ti, ni por mi, ni por el mundo. Simplemente no te resignes. NO!
Busca a Dios en tu interior, te espera con los brazos abiertos, te ama más de lo que jamás puedas imaginar. Si supieras cuanto te ama Dios, caerías de rodillas ahora mismo y LLORARIAS POR SEMANAS Y SEMANAS Y SEMANAS un río de lágrimas tan grandes que te verías inundado por ellas..Lo sé porque las he llorado!
Ábrete a ese Amor, abandona la resignación y álzate colocándote donde Dios quiere que te coloques, a su LADO, junto a Él. solo así verás que todo es posible y que con El,todo lo puedes.
Arriba todos!
Bendiciones
Barbara Meneses