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Estamos en una situación política en la que se están generando memorias, de las que nadie se responsabiliza. Esas memorias juegan en automático hasta que alguien se responsabilice, como un padre/madre interno o colectivo. Por eso, las memorias de la guerra civil, de la II Guerra Mundial se están reproduciendo, como un viejo casette o un disco rayado que sigue. Es el subconsciente de la humanidad, que no sabe qué hacer con ello, luego es reinterpretado una y otra vez, a la espera y con la esperanza de que alguien se haga responsable.
Los líderes del mundo tiran balones fuera y se desconectan emocionalmente de las necesidades del pueblo. Ese pueblo es el niño interior el subconsciente que llama el Ho’ oponopono. El pueblo grita de dolor dando voz a las memorias y cristalizaciones dolorosas que carga y soporta en su sistema, mientras que los líderes, la supuesta parte consciente, en lugar de responsabilizarse y emprender la acción de resolver ese sufrimiento, lo que hacen es agrandarlo porque ellos también se comportan como el «niño interno», tirando balones fuera.
Hay un vacío en la cabeza de la Humanidad, hay un vacío en las cabezas de los dirigentes que han dejado de emprender su función real para la cuál fueron elegidos. No solo no resuelven sino que acrecientan las memorias dolorosas del pueblo que sufre doblemente, por un lado por verse portador de esa carga y por otro por NO sentirse escuchado por los dirigentes que deberían representarles, pero que NO lo hacen, porque el CONTRATO SOCIAL SE HA ROTO, señores. Se ha roto. Las deciones tomadas esta semana en España han roto el contrato social. Lo sabe el pueblo, pero no sabemos si los dirigentes en su ceguera son realmente conscientes.
No puedes pedirle al pueblo que ejerza de dirigente, ni al dirigente que ejerza de pueblo. Son ordenes distintos. No puedes pedirle al subconsciente que actúe de consciente ni vice versa, el problema es que ha caído todo el sistema al nivel del Subconsciente y ahí solo hay REPLAY automatizado de las memorias dolorosas del pasado, salvo que alguien limpie esas memorias.
Por ello se repite la Historia.
Hace falta introducir un tercer elemento, el elemento espiritual. Aquí entráis todos vosotros en juego…. EN ACCIÓN.
La comunidad espiritual ha estado muy callada porque no ha sabido ni cómo organizarse ni qué hacer ante el atropello que se está cometiendo, no solo el de esta semana en España sino desde hace ya tres años por no irnos más lejos en la Historia.
Los espirituales se han querido quedar al margen porque se les ha entrenado en una falsa espiritualidad que les empujaba a desencarnar, a querer marcharse de este mundo fisico, denostándolo, eliminando los deseos, apegos, desnaturalizándose en pro de la Iluminación, el Satori, la Dicha. En el mejor de los casos, eso solo ha causado la «astralización» de muchos de ellos, los fenómenos de posesión por parte de seres del bajo astral o del medio astral haciéndose pasar por sus guías sus dioses sus gurus.
Todo el tiempo que estamos así, los espirituales, la voz de la supraconciencia en la sociedad no ejercemos nuestra función/misión/propósito.
Somos el enlace entre el subconsciente y el consciente. Somos el enlace entre el subconsciente y el supraconsciente. Somos el enlace entre el subconsciente y el consciente. Entre el político y el Pueblo, entre el Político y la jefatura de este espacio. Nosotros podemos escuchar el SENTIR, las emociones que reflejan todas esas cristalizaciones, todo ese dolor que los politicos ignoran y que el pueblo padece insensibilizado.
Nosotros podemos limpiar las memorias. Podemos restablecer los canales. Podemos aportar la luz, la cordura, la serenidad, la sabiduría. Somos fontaneros espirituales. Podemos subir y bajar por las escaleras y los conductos reestableciendo los circuitos, los canales neuronales de la sociedad.
No podemos quedarnos con la cabeza agachada en el miedo o mirando del otro lado, para que otro ponga la mejilla. Tampoco podemos quedarnos espolvoreando nuestros impolutos chakras con esencias florales para no mancharnos en el fango de la realidad. Porque solo así, se mantienen las cosas como están.
Espirituales, a despertar de verdad. No ese despertar de postín.
Hay que ponerse, o sino terminamos recitando nuestros «AUM» en un campo de concentración.
Manos a la obra.
Bendiciones
Barbara