Erase una vez un planeta en el que los derechos naturales de toda la población, basados en su inherente filiación Divina fueron gradualmente eliminados sin que nadie se diera cuenta.

La libertad original y natural fue poco a poco eliminada haciendo que sus habitantes construyeran la propia cárcel en la que vivirían a partir de entonces de una forma cada vez más y más vigilada y cercada. Nadie se daba cuenta pues todos estaban compartimentalizados sin comprender que sus acciones, su trabajo, su contribución a la sociedad solo tenía como fin, construir esa prisión.

Los medios de comunicación de aquel planeta, siervos de la estructura de poder que había ideado todo este plan a largo plazo, se esmeraban por cumplir los dictados de sus amos, sembrando falsedad, contribuyendo al control mental de la población, usando el patrón del castigo contra quienes osarán desafiar la narrativa oficial que poco a poco iba tejiéndose haciendo creer a la población que todavía seguían bajo un régimen democrático y justo.

Dinamitando el sentido de la autoestima sana en quienes fueran voces díscolas, haciéndoles creer que su aparente fracaso en la vida era solo fruto de su propia mediocridad, cuando en realidad las listas negras en empresas simplemente les señalaban como “indeseables”, figuras que tarde o temprano cuestionarían la opacidad de las oscuras decisiones que contra la población humana se estaban tomando en aquel planeta.

Y así el caldero de la olla a presión en la que los humanos fueron colocados sin darse cuenta, fue calentándose más y más, hasta el punto que se adormecieron al “rico calor” del caldo que supondría su tumba, su muerte, por cocción…

Una vez hirviendo, no había forma de salir de ahí pues todo comenzó a paralizarse….

Los pocos que no habían entrado de motu propio en el caldero, pues es necesario entrar aceptando ciertas reglas de este sórdido juego… vieron que el caldero ardía más y más y que sus hermanos ya no podían ni siquiera pedir auxilio… comenzaron a bajar el volumen del fuego para intentar salvar a los pocos que aún quedaban con algo de vida…

Aquellos que pudieron ser rescatados, lograron salir del caldero y comenzar una nueva vida, con algo más de libertad. Para sobrevivir, tuvieron que hacer acopio de su propio talento, sus propias conexiones, comenzar de nuevo sin la aparente ayuda de Papa-Estado, ese mismo que urdió toda la trama para meterles en el caldero inicialmente. Tuvieron que caminar en solitario, incomprendidos por sus familiares que les tildaban de locos, inestables, inmaduros, hippies, pasotas… pero ellos siguieron, cayese quien cayese pues ya lo habían perdido todo en ese sistema cruel y sórdido que les rechazaba de raíz.

Al tiempo que caminaron solos, fueron despertando, creciendo, madurando, responsabilizándose de su propia educación, de su propia salud, de su propia espiritualidad, de su propia vida y dejaron atrás, leguas atrás a aquellos que les criticaban antaño y que aún siguen pegados a los televisores, esos artilugios con los que el sistema les convence de meterse en el caldero, no mirar y no cuestionar nada, simplemente ASUMIENDO que todo está bien sin más.

Con el tiempo, los controladores de tan sórdido sistema, obtuvieron del humano todo lo que de él necesitaban, es decir que tejiera su propia tumba y construyera para la elite el nuevo sistema elegido por unos pocos, mediante el cual, los humanos dejarían de ser necesarios en pro de la robotización de la sociedad, el transhumanismo, el control de los pocos humanos necesarios mediante la tecnocracia que remplazaría suavemente sin que nos demos cuenta, a la democracia y las leyes naturales, aquellas que dignificaban al ser humano y lo hacían Uno con la Fuente, con el Origen de todo Bien, el origen auténtico de la Vida.

Y el planeta aquel se encontró en una encrucijada final en la que solo unos pocos lograrían escapar de esa prisión, en la que sus voces ya no podían ser escuchadas por quienes caminaban ciegos a su propio matadero y toda aquella estructura montada de control y des-humanización facilitada por aquellos cómplices de este golpe de estado mundial a largo plazo.

La orquestación del acto final en este drama de aquel planeta se realizó cuando los sistemas financieros que controlan los recursos de toda la población pasarían a ser totalmente digitales y bajo control tecnocrático absoluto y para que ello se hiciese sin que nadie protestase, se urdió la trama de un enemigo invisible que hacia peligrar la salud de todos, pues en casos de emergencia por motivos de salud, la población, pensaron, aceptaría mucho más cualquier medida draconiana o novedosa que no sería vista por lo que es, sino que sería aceptada entre otros paquetes de medidas, debido al miedo instigado por los medios de comunicación de aquel planeta, fieles a las consignas de la élite.

Pero toda esta planificación se topó con todos aquellos seres que lograron salir cada cual a su manera de aquel caldero-suicida en el que habían entrado y con ello, renació la esperanza de poder darle un vuelco a la situación, pues aquellos pocos despiertos se dijeron que… puesto que eran los humanos quienes construían su prisión, su propio caldero, bastaba con dejar de construirlo, dejar de apoyar a las empresas que fomentaban ese futuro oscuro e inexistente para la humanidad lo que haría que el castillo de naipes cayese de una vez por todas.

Y así poco a poco, esa sociedad de dormidos fue viendo como unos pocos, con valor y coraje, comenzaron a hablar, comenzaron a decidir, dejaron de apoyar a quienes solo buscaban arruinar el planeta, destruir a la Humanidad y emprendieron el camino hacia la libertad personal y colectiva.

Aquel planeta tiene aún posibilidades de salvarse mediante la toma de decisiones personal de cada ser Humano despierto… ¿camino hacia la tecnocracia, una civilización donde dejaré de ser yo mismo? o ¿camino hacia la soberanía personal y la vida natural en armonía con la Naturaleza, las demás especies y reinos?….

Decidir esto significa que hay que hacer cambios en las vidas de esas personas, decidir donde comprar, donde ingresar el dinero, a quien apoyar… significa seguir despierto viendo las estrategias que se urden y no caer en el caldero para quedarse al rico calor de la cocción que les terminará por aniquilar. Significa activamente reclamar derechos, soberanía…

Quien sabe, quizás ese planeta se salve al fin y al cabo…

Bendiciones desde fuera del caldero

Barbara Meneses