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Cuando no aprecias lo que tienes, simplemente un buen día, desaparece.

Hemos estado años gozando a nivel general de una bonanza que nos hizo malgastar, tirar, comprar cosas de mala calidad sin discernir porque total, podíamos comprar al día siguiente otra unidad nueva, sin más contemplaciones, simplemente porque sí, porque podíamos.

Varias generaciones han nacido y crecido en la riqueza y abundancia absolutas, generaciones mimadas por sus padres al extremo, padres que se convirtieron en sirvientes-esclavos de sus reclamantes y cada vez más exigentes niños.

Paises enteros quienes del día a la mañana gracias al oro negro pasaron de la pobreza, o la sencillez a la exorbitante riqueza, abandonaron la sabiduría de sus ancestros para abrazar la arrogante opulencia…

Esos mismos países, de un dia a la mañana fueron invadidos por fuerzas externas que dieron al traste, por un tiempo, con el lujo, la arrogancia…

Poco les duró la lección y el aprendizaje pues al reponerse tras la embestida, volvieron a las andadas opulentas, dejando atrás el posible crecimiento que es hubiera hecho más sabios, más templados más independientes de sus adicciones y tentaciones.

Ahora, nos encontramos no ya unos cuantos en esa situación, sino potencialmente todos nosotros…enfrentándonos a la escasez, la penuria, las dificultades… y yo me pregunto… usaremos la experiencia para liberarnos de aquello que realmente nos sobraba, los excesos innecesarios de antaño? O… ¿haremos como esa joven nación que siguió siendo arrogante aún cuando las naciones vecinas más pobres mantuvieron a su juventud pija en el exilio durante la invasión de su país?

¿Qué haremos nosotros?… ¿Nos quejaremos como víctimas de nuestro “cruel” destino o regresaremos a un modo más natural de consumir, apreciar lo que tenemos y agradecer siendo generosos por la abundancia que nos llega no solo en bienes y en billetes sino en valores humanos?

América central y del Sur, Africa y otras zonas del mundo nos llevan la ventaja… para bien o para mal han pasado por mucho a nivel económico y saben de todo esto por lo vivido en sus carnes. Aprendamos. Aprendamos de los niños africanos que fabrican sus propias bicicletas con ruedas cuadradas que entre risas redondean corriendo por los empedrados caminos de sus aldeas.

Bendiciones
Barbara Meneses
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