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La humanidad asiste por primera vez al hecho de que ella No es la Oscuridad.

Hasta ahora, la Oscuridad se ocultó en la misma humanidad, en su seno, en su interior. Hizo que confundiéramos nuestra identidad verdadera con la «maldad humana».
Muchas personas odian al humano porque piensan que la crueldad y otras actitudes negativas son rasgos genuinos de la Humanidad, cuando no lo son.
Pocos han sido quienes han podido ver a la Humanidad por lo que es realmente: luminosa, amorosa, llena de potencial.
En estas horas finales en las que la Oscuridad se aniquila a sí misma y pierde la poca fuerza vital que le queda, la Humanidad comienza a desperezarse de un largo trance o de un ritual de proporciones «bíblicas» para descubrir que fue engañada hasta la médula sobre quien es realmente.
Con la exposición hacia el exterior de la Oscuridad y de todos los rasgos de la densidad con los que la Humanidad se vio identificada, surge la auténtica liberación de los humanos, cuyo primer paso es el distanciamiento, la separación sana y saludable con respecto a la Oscuridad. Por primera vez en la historia de la Humanidad que conocemos, ésta puede ver de frente a la Oscuridad, el enemigo interno oculto que se escondió en el corazón mismo humano.
Una vez visto, emerge su verdadera identidad, luminosa.
Es por ello que vamos hacia un auténtico renacimiento en la Luz,
porque es la Luz lo que fue sofocado hasta ahora.
Y es desde la Luz como veremos cada vez más y más claro y de forma contundente el modo de operar de la Oscuridad.
Hemos de verlo para poder realmente elegir y poner fin al juego de los espejismos.
Feliz regreso a casa, libres de esa densidad ajena a nosotros.
Bendiciones
Barbara Meneses
www.purapresencia.com